¿Por qué muchas logias están presididas por un candelabro de siete brazos? ¿Cuál es la razón de que los masones no pronuncien el nombre de Dios? ¿A qué obedece la preminencia del número 7 en sus rituales?
A menudo se afirma con cierta suficiencia que la masonería hunde sus raíces espirituales y filosóficas en el cristianismo. No puede decirse que esa afirmación sea incorrecta, ya que la orden procede de las antiguas cofradías de arquitectos, escultores y albañiles que levantaron las catedrales de la cristiandad y, en algunos de sus grados, se muestra como depositaria de los valores y secretos de las órdenes de caballería.
Sin embargo, esto no es óbice para afirmar que el tuétano de buena parte de sus ritos es inequívocamente hebraico. Elementos simbólicos como el Templo de Jerusalén o la menorá, y personajes como el rey Salomón o Hiram Abif, sobre los que se asientan las enseñanzas iniciáticas de la masonería, son de raíz judía.
En este breve ensayo, publicado originalmente en 1929, el maestro masón Bernard Shillman expone el sustrato hebraico de la orden, mostrando al lector los pasajes del Tanakh y del Talmud, y las costumbres judías de las que proceden emblemas masónicos como el compás, aspectos ceremoniales como que la iniciación deba realizarse con el pie derecho descalzo o que el nombre de Dios sea considerado inefable.
ISBN | 978-84-9111-520-5 |
Páginas | 72 |
Formato | 13,5 cm x 21 cm |
Nº edición | 1ª |
Fecha edición | 14/10/2019 |