La leyenda describe a Nicolás Flamel como el alquimista que descubrió la preciada Piedra Filosofal. Nacido a principios del siglo XIV en Francia, fue hijo de un copista judío forzado a convertirse al cristianismo, y como él, trabajó de escribano hasta que cayó en sus manos un extraño códice a cuyo descifrado se entregó durante más de dos décadas. Al inicio de su célebre Libro de las figuras jeroglíficas, Flamel narra los viajes, el geográfico y el iniciático, que le permitieron acceder a la sabiduría contenida en el libro.